martes, 2 de junio de 2015

El Conchán de sus desmadres: una crítica al examen de manejo

Existen varias alternativas para aprender a conducir: desde ir a una buena escuela de manejo, hasta experimentar por cuenta propia; se puede aprender para la vida, o se puede aprender para el examen. Una licencia de conducir debería otorgarse a quienes han aprendido para la vida, pero el sistema falla a la hora de determinar esto. Incluso, podemos ver similitudes con el sistema educativo en Perú, a veces criticado por ser memorístico en lugar de fomentar la capacidad de análisis crítico.

Circuito de Conchán


Para conseguir un brevete en Lima, hay que pasar tres exámenes:
  1. El psicosomático para descartar a los locos,
  2. El teórico de reglas de tránsito, y
  3. El práctico de conducción en un circuito cerrado.
Tras lograrlo, en teoría uno está acreditado y listo para ponerse tras el volante como un conductor capacitado que transitará con seguridad y respeto. En teoría.

"Muévete o te piso reconch--."


En la práctica, aquel nuevo conductor nunca ha demostrado que pueda aplicar su conocimiento de las normas y manejar con civilidad. Bien puede haberlas aprendido o memorizado para el examen de reglas, pero ello no significa que pueda aplicarlas en la práctica. Esto es de particular importancia en una ciudad como Lima, donde abundan los malos ejemplos y lo normal es que las reglas se rompan.

No, no este tipo de reglas.


¿Y el circuito de manejo? ¿No es una manera de poner a prueba la aplicación del conocimiento de las normas?

Pues... no. Ciertamente, esta prueba mide la habilidad de poder maniobrar un vehículo adecuadamente para dar curvas, acelerar, frenar y estacionar en paralelo y diagonal. En ese sentido, cumple un buen cometido. Pero no pone a prueba la habilidad de conducir de forma segura y respetuosa: solo mide qué tan bien uno se ha memorizado el circuito. Finalmente, uno aprueba por recordar y seguir un conjunto de instrucciones y supuestos; por ello es que existen circuitos paralelos para practicar al exterior del centro de exámenes. También hay opciones en línea para aprenderse el circuito, ya sea en YouTube o con juegos didácticos.

Más fácil que el primer nivel del Vladigame.


Lo lamentable es que si uno ingresa a dar la prueba siendo un experto conductor, pero sin conocer los detalles del circuito, probablemente salga desaprobado. Aquí algunas perlas que uno debe conocer para no jalar:

  • En una cierta recta uno tiene que acelerar para "demostrar habilidad".
  • Si uno quiere girar a la izquierda en un cierto semáforo y puede hacerlo con total seguridad, no debe hacerlo si a lo lejos, por el horizonte (por donde hay una rampa), se aproxima lentamente un vehículo por el carril opuesto; así demore medio minuto en llegar, "tiene la preferencia".
  • Al salir del estacionamiento en paralelo, uno tiene que sacar la cabeza por la ventana para demostrar que de verdad está mirando hacia atrás, o por lo menos para que eso parezca.
  • En una señal de Pare, uno tiene que detenerse completamente durante ocho segundos (¿?) incluso si tras dos segundos de detenerse, comprobó que el paso estaba libre.

Pues si alguien no sabe esto, puede ir a una velocidad moderada por la recta sin acelerar, puede girar a la izquierda cuando sea totalmente seguro y adecuado, puede mirar hacia atrás por sus ventanas sin sacar la cabeza, y puede parar totalmente en el Pare, ver que no se aproxima nadie, y proceder. No habrá incumplido ninguna regla, pero habrá jalado el examen de manejo.

Adicionalmente, el examen teórico parece ser una prueba de memoria también, por lo menos parcialmente. Si bien tiene preguntas bastante relevantes para medir los conocimientos de los candidatos a conductores, también tiene otras un tanto irrelevantes. Por ejemplo, ¿realmente es necesario saber el color de la luz que ilumina la placa, cuya fuente no se ve? ¿Y qué tan útil es saber la distancia exacta en metros que uno debe detenerse antes de una vía férrea?

"Hmm... nos falta un metro. ¡Avanza un toque más!"


Sugerencias
El circuito de Conchán existente es útil para demostrar la habilidad de manejo. Pero para demostrar que uno puede manejar civilizadamente en el mundo real, debería haber una prueba (¿adicional?) en las calles de la ciudad con examinadores de copilotos que determinen si los candidatos aprueban o desaprueban. De esta forma, los candidatos tienen que demostrar que saben aplicar su conocimiento de las normas y manejar con seguridad al recorrer las calles de la ciudad ante diversas situaciones e imprevistos que se presenten; tendrán que demostrar que han aprendido a manejar para la vida, y no para pasar un examen memorístico.

La corrupción podría llegar a los examinadores, claramente, pero hay maneras de fiscalizar esto: se puede utilizar personal encubierto como candidatos, tener cámaras durante los exámenes, etc.

Soñando un poco, otra alternativa un poco más costosa y futurista, que implique tanto entrenamiento como un examen de habilidad, es el uso de simuladores de vehículos que representen calles con tránsito ordenado. Estos podrían dar feedback ante cada error que uno cometa. Así, el aprendizaje puede darse en un mundo simulado donde las reglas se cumplen, y la evaluación puede ser infalible.

Hoy en día, hace falta una mayor rigurosidad para determinar quiénes se encuentran aptos para ubicarse tras el volante. Hoy en día, no es requisito tener experiencia de manejo o un aprendizaje controlado; el único requisito es pasar un examen cuyas falencias se han mencionado. Esto debe cambiar.

Nivel final del Vladigame.
Así de difícil debería ser el proceso.
Bueno, no tanto. Pero casi.