miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sobre las cámaras de velocidad

En los últimos tiempos, se han vuelto comunes las "fotopapeletas" por exceso de velocidad. Ello puede servir como una medida disuasiva efectiva. Sin embargo, según los testimonios (y evidencias) publicados en redes sociales, acá se utiliza de manera abusiva y con afanes recaudatorios; se usa en vías con límites arbitrariamente bajos, con escasa (o nula) señalización, o en pendientes donde la gravedad hace de las suyas y donde el diseño segregado de la vía (como el by-pass de Primavera o la bajada a La Molina) amerita límites más elevados.

Como cereza al pastel, el sistema de imposición y cobro de multas es juez y parte; no hay ninguna entidad imparcial que permita impugnar las papeletas y dar la razón al conductor. Esto lleva a que los policías, coludidos con el SAT, se aprovechen de situaciones irracionales para extraer dinero a muchas personas que, incluso, pueden ser buenos y respetuosos conductores. Por lo tanto, me permito hacer algunas recomendaciones para regular (legislativamente, o de forma similar) este sistema (ya que sí puede ser bien utilizado para sancionar velocidades excesivas y realmente peligrosas).

Tolerancia del 10%
Los equipos de medición de velocidad, por más calibrados que estén, siempre tienen un error de medición. Asimismo, los velocímetros de los automóviles también tienen un error de medición. Es decir, alguien que vaya a 44km/h en una vía con límite de 45km/h, puede ser detectado como yendo a 46km/h y multado sin opción a reclamo. Por razones de veracidad y justicia, lo que se debe hacer es dar una tolerancia, una "gracia" si se quiere, de 10% por encima del límite (y, tal vez, con una tolerancia mínima de 5km/h para límites más bajos). Entonces, por ejemplo, en una vía de 60km/h, solo se debe sancionar a aquellos que sobrepasen, según los equipos de medición, los 66km/h.

Juzgados de tránsito
Debe haber juzgados de tránsito especializados en resolver papeletas impugnadas. Idealmente, deben crearse de forma independiente del resto del sistema de justicia, lento y burocrático, y deben ser rápidos y permitir que los conductores se defiendan sin necesidad de contar con abogados. Si el tiempo promedio para que un juez de tránsito resuelva un caso es de 15 minutos o menos, se tendrá éxito.

Señalización clara y abundante
Los límites de velocidad son conocidos por todos los conductores: 40km/h para calles y jirones, 60km/h para avenidas, 80km/h para vías rápidas en la ciudad, 100km/h para autopistas fuera de la ciudad. Los conductores, de forma lógica y sensata, nos basamos en estos límites para recorrer las vías de Lima. Por lo tanto, resulta injusto que se coloquen papeletas por ir a 50km/h en una avenida pobremente señalizada como de 45km/h, o por superar los 40km/h en el puente Habich de la Panamericana Norte, o los 90km/h al sur del peaje de Villa. Fuera del hecho de que algunos de estos límites son rídiculamente bajos, si en un lugar se establece un límite inferior al estándar, y se planea vigilar su cumplimiento con fotopapeletas, debe haber señalización clara y abundante en ese lugar.

Me permito brindar algunas recomendaciones sobre qué es "claro y abundante":
  • El límite de velocidad debe estar señalizado por lo menos una vez por cuadra, de preferencia dos.
  • Se debe señalizar que el límite puede estar "controlado electrónicamente".
  • Si el límite cambia a lo largo de la vía, se debe señalizar cada descenso de 10km/h en el límite por lo menos 100 metros antes ("reducción a 40km/h a 100 metros", por ejemplo)
  • Si hay una razón justificada en el lugar para que el límite sea menor, como un colegio, esta razón se debe expresar en las señales, las cuales deben ser mucho más abundantes y ubicarse anticipadamente.
  • Si se quiere una gran reducción instantánea de velocidad, por ejemplo en una zona escolar en una avenida, esta no se va a cumplir así nomás. Se debe colocar una serie de rompemuelles, pero no esas brutalidades diseñadas para que camiones vayan a 10km/h; deben permitir que un automóvil les pase encima a 30 o 40km/h sin incomodidad, como aquellos ubicados en la Carretera Central.
Como este pero mejor pintado.
Fuente: Google Earth
Todas esas recomendaciones se dan considerando que las fotopapeletas deberían usarse para hacer cumplir límites de velocidad seguros y justificados, y no para recaudar. ¿Y con qué dinero se señaliza? Pues, el de las papeletas puede ser una buena fuente, y podría obligarse a que la Municipalidad destine un porcentaje de lo que percibe por papeletas para colocar y mejorar señalización.

Controles de velocidad promedio
Ah bueno, ¿las autoridades quieren, de verdad, que se cumplan los límites a todo lo largo de una vía, y no solo en los lugares donde pueden esconderse? Entonces deberían usar controles de velocidad promedio, bien señalizados. La lógica de estos controles es simple: se ubican dos cámaras a una distancia fija bien medida (digamos, 1 kilómetro de distancia); estas cámaras (sincronizadas entre sí) se conectan con software de detección y lectura automática de placas de vehículos. Se determina la hora, minuto y segundo en que cada vehículo (cada placa) pasa por cada una de estas dos cámaras; y de ahí, se aplica matemática de primaria: velocidad = distancia / tiempo. Se sanciona a los infractores y se borra a los demás.

Si se colocan cámaras permanentes en lugares fijos, con el trayecto bien señalizado como controlado, este sistema es mucho más justo que utilizar radares Doppler (como se hace hoy en día) en lugares esporádicos y hasta tramposos. Es, también, muchísimo más efectivo: la gente puede bajar la velocidad donde sabe que hay cámaras con radar, y acelerar después. Pero si lo que se mide es la velocidad promedio en un tramo, uno tiene que estar constantemente por debajo del límite (o un poquito por encima y un poquito por debajo) para que el promedio entre las dos cámaras salga bien (asumiendo que muy pocas personas harán piques y se estacionarán un rato para tener un buen promedio). Además, no requiere gastar en personal de campo.

Conclusiones
Hoy en día, las fotopapeletas por velocidad se aplican, en gran parte, como un medio abusivo de recaudación de dinero. Para evitarlo, debe haber un control independiente de las papeletas aplicadas (con juzgados de tránsito efectivos), y normas para restringir su aplicación a circunstancias particulares y predecibles. Y si realmente se desea aplicar esto por razones de seguridad vial y no por afán recaudatorio, se deben cumplir estas normas y se debe contemplar el uso de controles de velocidad promedio.

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